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Writer's pictureHannah Bonner

Day 2 of 40


Day 2 of 40 (Español abajo)

Today we would like to highlight the work done by “Pilgrimage of Remembrance,” a diverse group located in Cochise County, Arizona, in the Sonoran Desert, on the US-Mexico border. Their team consist of local residents, nuns, friars, and visitors from around the world who join the work.

The work they carry out is intended to remember migrants who have died in the desert in Cochise County, Arizona by planting commemorative crosses near the spots where they have died. These crosses are handmade, carried into the desert by a group of volunteers, and planted at the sites where these people died.

As people are called towards a better life, hardships and hostile environments make the journey unbearable. The hunger and thirst endured by men, women and children becomes unsurvivable for some. In honoring those lives lost, these humanitarians live out the words of 1 John 3:17, “If anyone has the world's goods and sees his brother in need, yet closes his heart against him, how does God's love abide in him?” In so doing, they set forth an example that this nation should abide by. In the words of Pope Francis: “May we, as a nation, awake from the slumber of indifference, open our eyes to the suffering of our migrant sisters and brothers and be freed from the insensitivity born of worldly comfort and self-centeredness. Amen.”

Día 2 de 40

Hoy nos gustaría mostrar el trabajo realizado por "Peregrinación de recuerdo", un grupo diverso ubicado en el condado de Cochise, Arizona, en el desierto de Sonora, en la frontera entre los Estados Unidos y México. Su equipo consiste en residentes locales, monjas, frailes y visitantes de todo el mundo que se unen al trabajo.

El trabajo que realiza este grupo tiene como objetivo recordar a los migrantes que murieron en el desierto en el condado de Cochise, Arizona. Ellos plantan cruces conmemorativas cerca de los lugares donde murieron personas que han cruzado la frontera. Estas cruces son hechas a mano, llevadas al desierto por un grupo de voluntarios y plantadas en los sitios donde murieron.

A medida que las personas son llamadas a una vida mejor, las dificultades y los entornos hostiles hacen que el viaje sea insoportable. El hambre y la sed que experimentan estos hombres, mujeres y niños se vuelven insostenibles para algunos. Al honrar a esas vidas perdidas, estos humanitarios viven las palabras de 1 Juan 3:17: "Si alguno tiene bienes del mundo y ve a su hermano en necesidad, y aún cierra su corazón contra él, ¿cómo permanece el amor de Dios en él?" En hacerlo, establecen un ejemplo que esta nación debe cumplir. En palabras del Papa Francisco: "Que nosotros, como nación, despertemos del sueño de la indiferencia, abramos nuestros ojos al sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas migrantes y seamos liberados de la insensibilidad que nace de la comodidad mundana y el egocentrismo. Amén."

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